Viognier de Bodegas Arúspide, éxito de la vinicultura manchega
El vino, eminentemente perfumado y frutal, que destila aromas a manzana, magnolia, mango y madreselva, es un canto a las cosas bien hechas que la Tierra de Castilla sabe producir
Confieso que he conocido a Bodegas Arúspide de una manera casi circunstancial, sin premeditación de ningún tipo. Mi primer contacto con el vino de esta empresa de Valdepeñas se ha producido hace pocos días, en mi último viaje a tierras de Castilla-La Mancha, con motivo de asistir a la cena medieval celebrada el mes de julio en el Patio de Armas del Castillo de Doña Berenguela, de Bolaños de Calatrava, a la cuál me invitó el amigo Jose Menchero, del Restaurante Los Menchero, y también el propio Ayuntamiento de la villa manchega.
No ha sido en esta cena que caté el vino, sino en el restaurante de Jose, cuando Jesús Almansa, su sommelier, me invitó a probar un caldo de la tierra de Castilla, a cuál cosa acepté, debido entre otras cosas a que cada vez que vuelvo a esta zona siempre me acostumbran a sorprender favorablemente con algún producto de la tierra, sea aceites, quesos o vinos. Me pareció muy bien que Jesús fuera el que tomara la iniciativa en sugerirme el vino de la comida. Sin ver la etiqueta y sirviéndome un poco de éste en la copa, como es preceptivo, él me preguntó si podía adivinar la variedad con la que estaba elaborado. La respuesta que le di fue que me resultaba difícil apuntar hacía cuál era, aunque le comenté que se desmarcaba de los clásicos blancos, no solo de la Mancha, sino de nuestro país.
Después de tomar un pequeño sorbo, le dije, ¡Sorprendente! Me encanta, pero no llego a dominarla. Puede que sea alguna variedad incierta, pero es indiscutible que muestra un enorme potencial aromático en nariz, resultando un vino muy fino y agradable en boca. “Es un Viognier de Bodegas Arúspide, de Valdepeñas; el Ágora Viognier 2010”, me dijo Jesús. Le respondí, “excelente, y más porque en una tierra como la manchega, que es muy indicada para el cultivo de ciertas variedades de blanco, pero no todas, se asiente bien el Viognier, de difícil cultivo; un éxito sin precedentes en nuestro país”, le aseveré.
Este vino, eminentemente perfumado y frutal, que destila aromas a manzana, magnolia, mango y madreselva, es un canto a las cosas bien hechas que la Tierra de Castilla sabe producir. Uno no esperada, a priori, esta grata sorpresa, lo que por este motivo me llenó más de satisfacción, al igual que también pienso que lo hará a los amantes, como yo, de los vinos españoles.
Después de ello, me surge una curiosidad sobre otros vinos de la gama de Arúspide. Una de ellas es el Ágora Malbec, que promete, y mucho. También el Ágora Lágrima; el Ágora tinto de maceración carbónica; el Ardales blanco; y el Ágora roble.
LA FAMILIA LUCENDO
Jesús Lucendo, con medio siglo de experiencia a sus espaldas en la docencia del arte de elaborar vinos, es un garante para su bodega y para sus productos vínicos. Pertenece a una de las familias más importante de España en este sector de los caldos. Federico Lucendo forma parte de la cuarta generación de enólogos de Bodegas Arúspide, de larga experiencia y tradición dentro del núcleo familiar, habiéndose formado en el país de Australia. Garantía de futuro
Bodegas Arúspide
C/. Ciriaco Cruz, 2
13300 Valdepeñas
(Ciudad Real)
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Fax.: + 34 926 347 875
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Enric Ribera Gabandé
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